Mi vida estaba en un punto agónico, me dormía esperando ya no despertar… hasta que conocí el Método INTEGRA.

Estábamos en plena pandemia, yo madre soltera de gemelos prematuros de 1 año, sin el apoyo del papá, con una economía inestable, en una depresión profunda que me robaba el sueño.

Mi embarazo fue caótico tanto en lo emocional como en lo físico, ya que fue un embarazo de alto riesgo. Mis bebés sufrieron desde el vientre ya que el padre los rechazaba, y yo pasé casi todo mi embarazo rogándole que “los quisiera”.

El 14 de diciembre llegó nuestro regalo de Navidad adelantado, 2 hermosos bebés, sin embargo mi gemelito mayor nació con una cardiopatía (ahora ya entiendo que tanto sufrimiento gestacional le dañó su corazoncito). El 30 de diciembre aun estando internado sufre un paro cardiorrespiratorio, dándole 72 horas de vida.

Mi gemelo grande pasó casi 3 meses entubado, con crisis epilépticas, con una herida cerebral derivada del paro, con catéter directo al corazón, en fin con mil y un diagnósticos. Mi gemelo pequeño contrajo un virus en el hospital por lo cual también pasó en intensivos más de un mes.

Mi vida se venía abajo, se me hacía casi imposible salir adelante sola con un bebé con necesidades especiales. Mi gemelo pequeño desde ese entonces tenía una mirada triste y apagada. Yo lloraba a diario reprochando a la vida.

Pasaba mi tiempo viendo mil y un videos de cómo manifestar salud y dinero, hacía planes, trataba de meditar, escuchaba mil audios y sólo terminaba más atormentada.

Una madrugada se me cruzó un video de Ricardo y esa misma madrugada vi casi todos sus videos, sentía que él me hablaba, que él me entendía. Le comenté a mi mamá y le dije: “algún día vamos a salir adelante con este Método, lo sé”. En el día de la prevención del suicidio Ricardo hace un video y yo comento que ya no podía más con mi vida, y en ese momento conocí a nuestro Ángel de la Guarda en la tierra, Ana María Cifuentes. Ella nos comenzó a trabajar protocolos para literalmente toda nuestra vida y los cambios fueron automáticos, yo no lo creía.

Primero trabajó a mis hijos y pasamos de tener un bebé deprimido a ser el bebé más feliz de la tierra, mi hijo baila, canta, brinca, se ríe solito es maravilloso el cambio. La economía del hogar se comenzó a levantar contra toda adversidad en plena pandemia. Logré sacar mucho el odio y resentimiento que le tenía al padre de mis hijos. Pero venía una prueba de fuego… La cardiopatía de mi gemelito mayor.

El cardiólogo nos había dado la mala noticia de que la cardiopatía seguía creciendo y que lo más factible sería una operación a corazón abierto. Faltaban 2 meses para la cita que era decisiva y llamé a nuestra incondicional apoyo e instructora del Método Integra, Ana María, le comenté y comenzó ese mismo día a realizarle protocolos de salud. Era una carrera contra el tiempo, solo 2 meses para corregir un defecto de nacimiento… ¡Y lo logró! la cardiopatía se cerró contra todo pronóstico médico, tanto es así que nos enviaron a repetir las pruebas ya que íbamos a una cita para definir la operación y salimos con la noticia que mi hijo estaba totalmente sano.

¿Que si el Método INTEGRA funciona? Basta con ver a mis hijos para afirmarlo.

Hoy en día ya saqué el nivel 1 y estoy preparándome para sacar el nivel 2, soy adicta a este método pues VEO los resultados, soy feliz, soy plena, estoy agradecida y en abundancia.

Agradezco desde el fondo de mi corazón a Ricardo por cambiar la vida de tantas personas, por salvarnos a muchos de un probable suicidio, de ser una luz para cuando sentimos que todo se pone negro. También agradezco que por este tan maravilloso Método nos encontramos con Ana María, una bendición para nosotros, el ser más caritativo y bondadoso que la vida nos ha dado el privilegio de conocer.

Exhorto a cualquier persona que realmente quiera un cambio de vida se enrole en el Método INTEGRA. Los cambios son visibles, automáticos y no hay nada que perder, sólo mucho que ganar.

Martha, Guatemala

 

 

COMENTARIO DE ANA MARÍA CIFUENTES, INSTRUCTORA QUE FACILITÓ LA TRANSFORMACIÓN DE MARTHA Y DE SUS PRECIOSOS BEBÉS.

Érase una vez…en un hermoso país llamado Colombia, estando yo muy deseosa de poner todos mis talentos y mi tiempo al servicio de una causa que me llenara totalmente, y… luego de probar muchos caminos, se produjo un encuentro, para mí de origen celestial. Así suelo llamar a todo cuanto me sabe a felicidad, amor, plenitud, gratitud, sabiduría y etc. etc.

Desde ese encuentro CELESTIAL, mi vida entera la he dedicado a estudiar, practicar, repasar, profundizar y saborear los resultados de aplicar MÉTODO INTEGRA. Lo que comenzó en ese ya lejano septiembre de 2017 continúa siendo mi estilo de vida, mi profesión, y la fuente de constantes alegrías y sorpresas. Alegrías, porque no existe algo más bello que ser testigo de las transformaciones logradas con las sesiones del Método y de hacer un acompañamiento a personas, familias y grupos necesitados de cambios profundos a nivel de relaciones, situación económica, salud física o emocional.

Pasó el estudio de los Cursos Presenciales, pasó el tiempo de escuchar embelesada los vídeos de los Cursos Virtuales. Pasó la pandemia, pasó el confinamiento. Permanece inalterable mi fidelidad con mi propósito de vida: APOYAR LA TRANSFORMACIÓN de quienes me den el privilegio de acompañarlos. Y con la seguridad de que mi historia tendrá un final feliz cuando me corresponda irme a otra dimensión, les deseo a todos los queridos estudiantes a quienes he tenido el privilegio de acompañar como Instructora, a todos los miles de personas en todo el mundo que sueñan con la Felicidad, les deseo de todo corazón que inicien este camino que sólo exige estudio, amor y coherencia.

Felicitaciones y agradecimientos Martha María. Fuiste tú la buscadora y gestora de esos maravillosos cambios. MÉTODO INTEGRA Y RICARDO, SU CREADOR, son quienes obraron la milagrosa transformación.

 

Ana María Cifuentes, Colombia.