Testimonio de Eba Bes, Facilitadora nivel 3 de Método INTEGRA


 

A finales de año llegó a mi Silvia M. para que la ayudase con su problema de insomnio, que hacía más de 20 años que arrastraba. Esta consultante de 55 años había probado de todo sin éxito o con muy pocos resultados: terapia psicológica, medicación, incluso varias técnicas de energía.

Cuando Silvia llegó me planteaba su objetivo con una mezcla de impotencia y resignación “después de tantos años he aprendido a convivir con esto, pero hay días en los que estoy agotada, no puedo más…”, “aunque sólo pudiera dormir algunos días un poco mejor…”

Es increíble cómo normalizamos situaciones que no lo son en absoluto y nos acostumbramos a vivir a medio gas. El insomnio le afectaba en varios ámbitos de su vida, se levantaba cansada, con muy mal ánimo y de mal humor, y lo peor para una artista, con la cabeza embotada. “Así es imposible crear nada”, me comentaba. Sin contar como se veían afectadas todas sus relaciones familiares, de pareja, amigos y trabajo.

Abordamos un protocolo de nivel 3, y nada más hacer la limpieza de energías externas empezó a sentir un cambio. Ella quería participar en todas las sesiones de manera presencial, y ahí llegó su gran “WOOOW”. Tras hacer la limpieza de elementos del espíritu y el alma empezó a dormir todas las noches, ¡TODAS! Estamos hablando de dos sesiones en menos de una semana. Ella no daba crédito a ese gran cambio, y eso que aún no habíamos empezado a grabar sus creencias.

En la redacción de creencias invertimos mucho tiempo, identificando con mucho detalle qué precisaba, aunque al final grabamos pocas, las necesarias (siempre preguntando a su subconsciente si hacía falta añadir alguna más).

Estaba claro que había que “reescribir” un nuevo guión para sus noches, que sustituyese ese montón de programaciones que habían quedado obsoletas y que eliminase algunos miedos que aparecían, a pesar de ese éxito tan rápido y rotundo, o justamente por eso… Casi al final del protocolo detecté una programación alarmista que le empujaba a tener miedo a “volver al principio”.

Para apoyar ese cambio tan grande y tan rápido, y que fuese continuo en el tiempo ideamos un plan de acción que, aparte de práctico (toda la parte de rutina, alimentación, hábitos…), incluía alguna acción creativa-divertida, para apoyar y asentar esa felicidad que le había traído la transformación.

Lo mejor de todo es que no sólo ella disfruta de este cambio, todos los que la rodean la ven cambiada, diferente de ánimo, y ¡físicamente también!  Una amiga que no la había visto en los 20 días que duró todo el proceso sigue convencida que se ha hecho un lifting y que Silvia no quiere reconocerlo… ¡ja, ja, ja!  Hasta ese punto le ha cambiado la fisionomía.

 

Eba Bes

Facilitadora nivel 3 Método INTEGRA