Lo queramos o no, nos están moviendo el tablero y las normas con las que jugamos.

Quizás estemos en el momento de la historia de este planeta en el que el modelo de sociedad está cambiando a una mayor velocidad. El modelo socioeconómico que conocíamos está en proceso de profunda transformación.

No se trata de una evolución natural, espontánea y de adaptación al medio como ha sucedido en muchos otros momentos de la historia. Estamos siguiendo un camino perfectamente trazado, con un destino diseñado desde hace ya bastantes años.

Quizás hayas oído el famoso eslogan del Fondo Económico Mundial, “En 2030 no tendrás nada y serás feliz”. No sé a ti, pero a mí me pone los pelos de punta oírlo.

Tal como declaran abiertamente, el modelo de sociedad que nos están construyendo pasa por eliminar la propiedad privada y por tener un control total de los bienes y de la libertad de las personas.

Su modelo pasa por que cualquier cosa que quieras la tengas que alquilar, o lo que es lo mismo, que debas estar continuamente pagando por su uso.

Un claro ejemplo de esto son las regulaciones respecto a no poder utilizar automóviles con más de X años en determinados lugares (inicialmente en ciudades) con la excusa de la contaminación, forzando de ese modo a las personas a cambiar cada pocos años de vehículo.

Otra de las maravillas con las que nos están sorprendiendo son las “ciudades de 15 minutos”, que están poniendo en marcha en distintos países de Europa, al más puro estilo chino.

Se trata de ciudades configuradas en cuadrantes, de tal modo que en un radio de 15 minutos a pie tengas todo lo que necesitas para vivir. Si tan solo fuera eso estaría genial, el problema es que va mucho más allá.

Las ciudades de 15 minutos comportan también una limitación a la movilidad de las personas, viéndose obligadas a solicitar una autorización cada vez que deseen salir de su cuadrante para realizar cualquier gestión o actividad.

En realidad, se trata de un mecanismo de encierro domiciliario algo más amplio. ¡Cómo me recuerda a la película IN TIME!

Pues bien, estas y muchas otras lindeces, como el no poder decidir en qué te gastas tu dinero, o lo que eliges para comer, es lo que encierra el modelo socioeconómico que nos han diseñado desde el Foro Económico Mundial, y que la práctica totalidad de gobiernos del mundo están implantando con su famosa “Agenda 2030”.

Personalmente no comparto este modelo de “sociedad pobre”, en el que se priva a las personas de buena parte de los derechos y libertades que tanto esfuerzo costaron alcanzar a nuestros antepasados.

Considero que no podemos ni debemos aceptar sumisamente el camino de la pobreza por el que nos están intentando conducir como a borregos directos al matadero.

Habrá quien prefiera cerrar los ojos para evitar enfrentarse a esa realidad tan poco atractiva.

Habrá quien considere que no está en sus manos cambiar esa realidad.

Habrá a quien le dé miedo siquiera intentar hacer algo para evitarlo.

Pero es nuestra decisión personal e individual aceptar o no vivir de ese modo, y quien no haga nada para cambiar ese destino, ya sabe la vida que le espera.

Debemos tener criterio propio para elegir nuestra forma de pensar, y no dejarnos arrastrar por el adoctrinamiento que nos lanzan a través de los medios de comunicación.

Debemos salir de la ignorancia y el analfabetismo financiero, que son las armas idóneas para mantener a las personas atadas a un intercambio permanente de horas por dinero.

Personalmente elijo ser próspero y también feliz, y decido actuar para que esa siga siendo mi realidad.

Y tú, ¿qué eliges?

 

Ricardo Eiriz
Creador de Método INTEGRA®
Embajador de la Paz y la Buena Voluntad de San Cristóbal de las Casas (Chiapas, México) ante la UNESCO