Las últimas décadas del siglo XX se caracterizaron por un desarrollo imparable a nivel tecnológico, asociado a una apertura de la visibilidad y las posibilidades de comunicación a nivel global. Sin duda, el mundo ya no es lo que era treinta años atrás.

En paralelo con esta transformación tecnológica y de posibilidades, se desarrolló la desafortunadamente famosa enfermedad del siglo XX, tal como fue denominada por la asociación médica de los Estados Unidos hace muchos años, la depresión.

Se trata de una patología caracterizada por la falta de ánimo, la apatía, o la falta de interés. Una patología emocional para la que difícilmente se encontraba salida a corto plazo con las terapias tradicionales, que se centran en hacer consciente a la persona de la irracionalidad e inutilidad de dicho comportamiento.

Permíteme hacerte un símil para entender lo que se intenta hacer por ese camino. Imagina que se te derrama un vaso de leche sobre la mesa, y esa leche llega a manchar el pantalón que llevas puesto. ¿Qué harías ante esa situación? Como es lógico, lavarías el pantalón para que desapareciera de inmediato esa mancha, sin buscar el motivo por el que la leche se derramó. Pues bien, si aplicaras alguna terapia tradicional este caso, te llevaría por un camino totalmente distinto, te llevaría a razonar y entender el motivo por el cual la leche llegó hasta tu pantalón, te haría sentir de nuevo eso que sentiste durante el momento en que veías que la leche estaba llegando, y tú no podías hacer nada para impedirlo. Y todo ello con la esperanza de que ese entendimiento haga desaparecer la mancha de leche. Como resulta evidente, la mancha perdura en el tiempo, y de forma espontánea un día de lluvia, al mojarse el pantalón con el agua, esa mancha se va diluyendo, y acaba desapareciendo.

No es preciso profundizar más en la ineficiencia de ese tipo de abordajes. Afortunadamente, estamos en el siglo XXI, y la ciencia nos ha aportado una visión mucho más amplia de nuestra realidad energética. Ahora sabemos que cuando estamos sumidos en una depresión, estamos vibrando en una determinada frecuencia energética, y que basta con cambiar en nuestras células esa energía para cambiar nuestro estado emocional. Es como meter ese pantalón en la lavadora y sacarlo limpio de inmediato.

Para realizar un abordaje de este tipo debemos dejar de mirar las emociones como algo ligado a experiencias, y pasar a verlas como una respuesta energética que se activa por distintos caminos.

Deshacernos de esas emociones que nos molestan de un modo definitivo pasa por librarnos de los resortes que las activan.
Si un estado emocional, como la depresión, está activado como consecuencia de un trauma, basta con eliminar este para que la depresión desaparezca, y eso es cuestión de pocos minutos.

Lo mismo ocurre con cualquiera de los demás factores que pueden estarnos generando esa respuesta emocional. Traumas, bloqueos emocionales y creencias son los factores más habituales que encontramos detrás de la depresión. Elimínalos, y te eliminarás la depresión de inmediato.

Ten en cuenta que, si lo deseas, tú mismo puedes hacerlo sin la ayuda de nadie. Al igual que vas adquiriendo tú solo una determinada programación que te lleva a estar sumido en ese estado, también puedes cambiar esa programación sin requerir la ayuda de nadie.
Si deseas saber cómo hacerlo, en youtube encontrarás diversos vídeos en los que explico los caminos más sencillos y rápidos para lograrlo. También en mis libros, y por supuesto en los cursos que impartimos, tanto yo como los muchos instructores acreditados de Método Integra.
Sigas el camino que sigas, ten presente que vivir del modo que te gustaría está en tus manos, y es mucho más sencillo de lo que crees.

 

Ricardo Eiriz
Creador del Método Integra®