En ocasiones, el miedo nos paraliza impidiéndonos siquiera pensar y razonar.

En ocasiones, la incertidumbre respecto a lo que está por venir nos lleva a mirar el futuro, o incluso el presente, con inseguridad y desesperanza.

En ocasiones, es la visión de los demás la que nos condiciona, cortándonos las alas e impidiendo que afrontemos la vida haciendo uso de todas nuestras habilidades y capacidades.

Acostumbramos a pensar que nuestra responsabilidad se acaba cuando existe algún factor externo ante el cual nos creemos incapaces de ofrecer resistencia, o por el simple hecho de que no tomemos decisión alguna.

Nos dejamos llevar por las circunstancias, por el pensamiento mayoritario, o por las directrices de quien consideramos sabe más que nosotros, renunciando frecuentemente a tomar decisiones por nosotros mismos.

Esta elección de estilo de vida en la que delegamos en otros la toma de decisiones, acostumbra a arrastrarnos a una vida de insatisfacción, en la que no nos sentimos realizados y, consecuentemente no somos felices.

La vida nos pone por delante experiencias de todo tipo que debemos afrontar y superar. La valentía, confianza, seguridad o determinación con las que las afrontamos marca nuestro camino, llevándonos a asumir la responsabilidad de nuestra propia vida o, por el contrario, a rehusar esa responsabilidad.

En cualquier caso, hemos de tener presente que siempre somos nosotros quienes elegimos. Incluso no tomar una decisión supone hacer uso de nuestro libre albedrío, y consecuentemente supone elegir “no tomar esa decisión”.

Si ante las circunstancias actuales nos dejamos arrastrar por el pensamiento mayoritario (y manipulado) que lleva a conectar con el miedo, somos nosotros quienes elegimos, consciente o inconscientemente, sintonizar con ese estado.

Si ante las circunstancias actuales aceptamos ser vacunados con una vacuna totalmente experimental y sobre la que no hay estudios de los efectos secundarios a medio y largo plazo, somos nosotros quienes elegimos, y de nada nos servirá intentar posteriormente buscar culpables a lo que nos suceda.

Si ante las circunstancias actuales conectamos con las noticias tóxicas que los medios de comunicación masivos transmiten una y otra vez, y que tan mal nos hacen sentir, somos nosotros quienes elegimos escucharlas.

Por mucho que nos esforcemos en buscar culpables de nuestra situación, no debemos olvidar nunca que siempre hemos tenido y tenemos el poder de decidir entre las distintas alternativas que nosotros mismos nos permitimos identificar.

No renuncies nunca a tu criterio propio, a tu capacidad de análisis, a tu visión personal y a tu libre albedrío para decidir tu camino en la vida. Tu subconsciente es la clave para lograrlo. Deshazte de los bloqueos emocionales, los traumas y las demás memorias que te lo impiden, e interioriza todas las creencias que te lleven a disfrutar plenamente de la vida, a no procrastinar, a tener claridad mental para tomar tus propias decisiones, a confiar en ti mismo, y a ser valiente y decidido para convertir tu vida en tu mejor creación.

 

Ricardo Eiriz
Embajador de la Paz y la Buena Voluntad de San Cristóbal de las Casas (Chiapas, México) ante la UNESCO.
La clave está en el subconsciente