Resulta sorprendente la “adicción” que muchos profesionales tienen al sufrimiento, llegando incluso a pensar que cuanto más lloren y lo pasen mal sus pacientes, mayor es la sanación que están generando. 

Pero, por desgracia, la realidad es muy distinta. 
Deja que te ponga un símil para entenderlo…


Si quieres desplazarte desde el lugar donde te encuentras hasta una ciudad que se encuentra a 1.000 kilómetros de distancia, puedes hacerlo de muchos modos distintos.


Puedes ir caminando, lo que probablemente te lleve a pasarlo mal, te salgan ampollas en los pies, te pille la lluvia u otras inclemencias meteorológicas por el camino y, además, tardarás bastantes días en llegar.


Yo que en su día hice el Camino de Santiago, te puedo dar fe de que eso es así.


También puedes ir en bicicleta, lo que te permitirá llegar más rápido y no sufrir tanto, pero subir las montañas que haya por el camino, te aseguro que no será muy placentero.


Otra opción es ir en coche. Tardarás mucho menos y difícilmente te verás afectado por la lluvia o el calor que haga durante el recorrido. Y, por supuesto las subidas, viéndolas desde el asiento, serán un placer.
Y, por supuesto, también puedes ir en avión, lo que te llevará aproximadamente una hora y será realmente un paseo.


Obviamente, la elección del medio que uses para recorrer el camino determina dos cosas: por un lado, el tiempo que tardarás en llegar; y por otro lado, tu nivel de esfuerzo e incluso sufrimiento.


Lo mismo nos sucede con la reprogramación de nuestra mente.  Algunos caminos, de hecho la mayoría, nos llevan a conectar con los recuerdos, a sentir intensamente las emociones desagradables con las que conectamos en su momento, a llorar, a gritar, a pasarlo mal, o incluso a lanzarle a otros “la mierda” que llevamos dentro. 


Pero, afortunadamente hay caminos que nos permiten deshacernos de todas esas memorias de un modo muy diferente, con facilidad, rapidez y sin tener que remover los recuerdos dolorosos. 


Por supuesto, cada profesional te hablará de los caminos que él conoce, y en función de sus valores será capaz de aceptar que hay caminos distintos para llegar al mismo lugar, o bien los negará con rotundidad.


Si alguien te dijese que sólo puedes recorrer los 1.000 kilómetros que te separan de esa otra ciudad caminando, lo que pensarías es que tan solo te está diciendo que él no conoce otras formas de recorrer esa distancia.


Pues piensa igual cuando alguien te diga que reprogramar la mente es algo difícil, lento y que requiere pasar por recordar una y otra vez esos momentos dolorosos del pasado. 


Cada quien habla de lo que sabe, pero afortunadamente los conocimientos trascienden a las personas.

Ricardo Eiriz

Creador del Método INTEGRA®
Embajador de la Paz y la Buena Voluntad de San Cristóbal de las Casas (Chiapas, México) ante la UNESCO.