Pilar Vermudez, instructora de Método INTEGRA.

Ir a mi perfil ➜


Sin duda alguna, la sesión de Método INTEGRA realizada a Davínia y Juan Carlos (hija y yerno de mi amigo Adolf), ha sido la experiencia más conmovedora, bella y reveladora que he podido vivir.

He de explicar que en el momento que realice las sesiones tan solo conocía a Adolf, quien después de tres semanas logro explicarme el trágico accidente y fallecimiento de Juan Carlos (su yerno), y todo el dolor que sentía por su perdida inesperada. Las emociones de rabia, ira e impotencia eran las que dominaban su día a día, ya que no podía perdonarse ver a su hija sumida en una profunda tristeza y sufrimiento.

Davínia estaba destrozada, abatida, totalmente ida, y sin ser capaz de dormir por la noche a pesar de tomar ansiolíticos. Me comentó estar desesperado, ya que había visitado a cinco psicólogos en busca de soluciones para ayudar a su hija y verla bien, sin avances de ningún tipo. En ese instante le ofrecí mi ayuda en lo que necesitaran, y le expliqué la opción de trabajar con Método INTEGRA el proceso de duelo para liberarles, entre otros elementos energéticos que también pueden estar incidiendo, los bloqueos emocionales, los traumas, y grabarles creencias para sentirse bien ante la adversidad.

Aceptó y le expliqué que podía conectarme con ellos a distancia para trabajarlos, sin tener que conocer necesariamente a Davínia. Le pareció bien, y también a su hija, quedando de acuerdo en probar la sesión de ese modo.

Sin ellos saber exactamente el día que realizaba la sesión (la realicé unos días más tarde, el 9 de febrero), conecté primero con el padre (Adolf), liberándolo del bloqueo y del trauma emocional, y también de un espíritu que le acompañaba, que finalmente resultó ser su yerno Juan Carlos. La experiencia me generó un gran impacto. Juan Carlos no había trascendido todavía y le ofrecí mi ayuda para hacerlo. Fue entonces cuando ocurrió algo distinto a lo que habitualmente me sucedía en las sesiones. Lo normal es ayudarlos a trascender sin más, pero en este caso Juan Carlos me transmitió un mensaje para la familia, y en especial a Davínia. El mensaje incluía unas palabras en referencia a algo que tan sólo ellos dos sabían. Fue muy emotivo, y sigo emocionándome solo con recordarlo.

Una vez realizada la limpieza energética, procedí a programar en Adolf nuevas creencias, a fin de sentirse en paz, con serenidad y fortaleza, con independencia de las experiencias que estaban viviendo. Y procedí del mismo modo con su hija Davínia.

Los resultados fueron espectaculares y rápidos. Al día siguiente, el domingo 10 de febrero, recibo la llamada de mi amigo Adolf para decirme lo bien que se siente, y también el cambio que ha observado en su hija. Le pregunto cuándo empezó a notar los cambios, y “casualmente” fue el día anterior. Le comenté que justo fue el día que les había realizado la sesión a ambos, y asombrado, al tiempo que profundamente agradecido, me dio las gracias por devolver la paz a su familia. Adolf sentía haber logrado perdonar a su yerno, y su hija comenzaba a mostrar fuerza y serenidad.

Hoy, después de 14 meses, me conmueve y emociona ver la elección y actitud de Davínia, joven psicóloga de 31 años, con un hermoso futuro por delante ayudando a otras personas en procesos de duelo.

Su fortaleza y resiliencia, trabajadas en otra sesión posterior, han dado paso a una Davínia liberada y plena de amor, expandiendo su Ser, aportando luz y comprensión tras su experiencia de vida ante una realidad energética y espiritual desconocida hasta el trágico accidente de Juan Carlos, su esposo, y maestro del corazón.

Aunque todos sabemos que en algún momento nos tocará vivir esa experiencia, no hay dolor que nos afecte más que la pérdida de un ser amado. Desde que nacemos y vamos experimentando nuestro entorno, sabemos que algún día nuestro cuerpo biológico y el de nuestros seres queridos dejará de funcionar. Ya sea como consecuencia de un accidente inesperado o de un largo proceso de enfermedad y lucha por la vida, es fácil generar memorias emocionales que posteriormente limitan nuestra libertad mental y emocional.

Asimilar y aceptar la muerte depende de nuestra fuerza interior, forjada en base a nuestra visión de la vida, nuestros valores y creencias internas.

Poder acompañar y/o despedir a nuestros seres queridos cuando llega el momento, nos da la posibilidad de afrontar la perdida con mayor entereza y aceptación. Cuando no es el caso, la impotencia y el dolor nos lleva en ocasiones a conectar con una respuesta emocional tan intensa y profunda, que nos deja literalmente secuestrados a nivel emocional. Hasta el corazón nos duele físicamente, y no es casualidad, ya que los traumas emocionales precisamente se ubican en ese lugar.

La depresión, culpa, el rencor, la atonía emocional, la falta de motivación o de ilusión por vivir, y los ansiolíticos, se convierten en estos casos en la tónica habitual para muchas personas que pasan por este trance.

Lo habitual es sentirnos sumidos en la desesperación e incomprensión, en el sufrimiento y el dolor, como consecuencia de la IMPOTENCIA y la NO ACEPTACIÓN. Y además, lo vivimos desde el desconocimiento de que la clave para vivir en paz, empoderarnos, y superar la situación está en nuestro subconsciente. Nuestras creencias son las responsables directas del modo en el que respondemos, de nuestra capacidad o incapacidad para gestionar las emociones, e incluso de la generación de memorias emocionales.

Afortunadamente, siempre hay caminos y herramientas de ayuda para superar el dolor y conectar de nuevo con la vida. Y además, también tenemos la capacidad de ayudar al fallecido en su traspaso y evolución espiritual hacia la luz. Eso es lo que diferencia y hace especial la metodología y el protocolo de Método INTEGRA cuando ayudamos en el proceso de duelo.

Los resultados son sorprendentes, como le sucedió a Davínia. El no tener que pasar por fases del duelo y no tener que conectar con el dolor ni el recuerdo de lo sucedido, convierten los procesos en asépticos a nivel emocional, permitiéndonos conectar directamente con el amor y la gratitud.

Transcender el dolor y sufrimiento de Davínia tras el trágico accidente de moto que truncó la vida de Juan Carlos, para convertirlo en AMOR por Juan Carlos, es amar y seguir amándolo con coraje. Liberar el miedo y apego ante su fallecimiento en este plano, es sentir y saber que el AMOR no cambia su existencia.

En mí queda grabada su evolución, el amor y agradecimiento expresado por Davínia, que hoy en día facilitadora de Método INTEGRA, junto con su padre y hermano.

En el trayecto de vuelta en AVE Madrid/Barcelona, tras su certificación por Ricardo me dijo:

“¿Sabes Pilar? De todas las creencias que me grabaste en mi Sesión para conseguir mi objetivo, hay una que me tocó el corazón, es mi preferida, y la única que digo y repito cada día, la que me ha ayudado a seguir adelante.

“TE AMO INFINITAMENTE, TE PERDONO, ME PERDONO, TE LIBERO, ME LIBERO. GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS”