Por Ana Maria Cifuentes, instructora de Método INTEGRA

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Quien solicitó la ayuda con carácter de emergencia fue el padre de una familia en crisis por intolerancia mutua. Este papá muy triste dice que su esposa e hijo, de 17 años, le han comunicado que abandonarán su apartamento para irse a vivir a otro lugar, pues ya no aguantan más su mal genio y excesivo control.

Esta situación se acumula al agobio que trae desde hace meses, pues su trabajo en el quirófano de un hospital es en exceso demandante al ser nocturno y frecuentemente con dos turnos seguidos.

Completamente destrozado hasta las lágrimas, reconoce que no puede controlar su mal genio y que le duele perder a su familia. No sabe cómo cambiar y qué camino co-ger. Todo lo ve negro y pide ayuda urgente.

Tengo el privilegio de ser Facilitadora e Instructora de MI, por lo que estoy acostumbra-da a ver cambios sorprendentes en las personas, y aunque en realidad me contactó por un asunto completamente ajeno al tema, al escucharle, muy respetuosamente y con-movida por su desahogo, le ofrecí mi apoyo con una sesión de Método INTEGRA. Él no lo dudó y me respondió inmediatamente. “Haga lo que sea y lo más pronto posible”.

Le recomendé también que hablara con su esposa e hijos, y les comunicara que había tomado la decisión de buscar ayuda profesional para cambiar y lograr dar lo mejor de sí tanto en su rol de esposo como de padre. Así lo hizo y los tres decidieron confiar en el cambio y dejar aparcada temporalmente la ruptura, el trasteo y esperar confiados en un cambio radical en la dinámica de la familia.

Sobra decir que yo pospuse cualquier otro trabajo para realizarle la sesión el mismo día, pues pensé, “esto es de vida o muerte para el futuro de esta familia”. Trabajé en el pa-dre un objetivo relacionado con su salud emocional, aplicando el protocolo correspon-diente, que integra los tres niveles. De un modo cuidadoso y metódico le hice la sesión al padre, incluyendo creencias para superar la necesidad de controlarlo todo.

Como es habitual tras las sesiones de Método INTEGRA, el caso tuvo un final feliz, porque el cambio del padre fue inmediato. Además, pude realizar también sesiones a la esposa y al hijo, lo que facilitó la superación en todos de las difíciles vivencias que ha-bían tenido. Y en el caso del padre, su transformación le llevó a pedir perdón por inicia-tiva propia, con una humildad admirable.

Un caso como éste no se despacha sin un seguimiento adecuado, que en concreto duró un par de meses, hasta consolidar sus nuevos hábitos de relación y carácter, so-portados en el fortalecimiento de sus nuevas creencias a nivel neuronal.

Las tres personas de este relato tuvieron que limpiar, con la ayuda de los protocolos de Método INTEGRA, su jardín interior poblado de pesimismo, frustración, traumas, blo-queos, heridas, lealtades familiares etc. Y tras varios meses de consolidar su nueva dinámica de relación, se comunican con cariño, respeto, paz y amor.

Todas las sesiones las realicé a distancia, como representante, ya que viven en otra ciudad y porque además es el modo en el que yo trabajo. Este modo de trabajar supo-ne un gran privilegio, ya que me permite ayudar a personas de otros países.

FINAL FELIZ Y AGRADECIMIENTOS A RICARDO EIRIZ, CREADOR DE ESTE MARAVILLOSO INSTRUMENTO DE TRANSFORMACIÓN. SOY ANA MARIA CI-FUENTES ROJAS, DE MEDELLÍN, COLOMBIA.