Desde la perspectiva del subconsciente, el uso que se ha hecho en los últimos tiempos del concepto “negacionista” es una obra maestra de programación de masas.

Para entenderlo debemos ponernos en contexto de la situación y del modo en el que aparece.

Ante lo novedoso de la situación mundial generada por el famoso virus, cada país ha respondido según sus propios criterios y visión. En algunos casos bajo el asesoramiento de expertos científicos virólogos y epidemiólogos, mientras que en otros países se han tomado las decisiones sin asesoramiento alguno a nivel profesional, tan solo con criterios políticos, como es el caso de España, tal y como ha reconocido públicamente el propio ministro de sanidad tras meses de escudar sus decisiones en un supuesto comité de expertos.

Esta gestión nos ha llevado en España a la mayor privación masiva de libertades de la historia en el mundo occidental, tan solo superada por las guerras.

Y hablando de guerras, un principio básico en el arte de la guerra es desmoralizar al enemigo, mientras se infunde motivación y confianza al propio bando. Curiosamente en España se ha venido haciendo lo contrario, infundir miedo entre la población, haciendo creer a las personas que la amenaza, y en consecuencia el enemigo, está en la gente que te cruzas por la calle, en los vecinos, en los compañeros de trabajo, o incluso en la propia familia.

La conexión permanente con el miedo y el estrés está ya teniendo graves consecuencias, como por ejemplo que se han doblado las muertes por ataque cardíaco y los casos de accidente cardiovascular. Y lo peor a este nivel está todavía por llegar, cuando las memorias emocionales que se están generando ahora comiencen a brotar en los próximos años a través de múltiples enfermedades terminales.

Afortunadamente no todos los países vienen realizando la misma gestión de la pandemia. Algunos no han privado de libertad a sus ciudadanos, y no han detenido la economía, mientras que otros se han radicalizado en lo contrario, como es el caso de España. Curiosamente, si comparamos la evolución y la situación actual de los distintos países es fácil sacar conclusiones que ponen totalmente en entredicho la gestión que se ha venido realizando en España.

En esa radicalización de la gestión política que se viene realizando en España, es públicamente sabido, y también reconocido en rueda de prensa por la máxima autoridad de las fuerzas del orden, que desde el inicio de la pandemia se está persiguiendo y censurando toda opinión contraria a la gestión del gobierno. Se trata de algo que hemos podido constatar una y otra vez viendo cómo son vetadas las informaciones críticas en todas las redes sociales, así como en youtube.

Desde el principio se está intentando hacernos creer que la gestión del gobierno de España ante la pandemia es la más prudente, la más sensata, y en definitiva la única posible por el carácter y la idiosincrasia del pueblo español. Es obvio que esta visión nada tiene que ver con la realidad.

Ante esta situación han ido apareciendo voces y movimientos contrarios a la gestión política de esta pandemia, tanto a nivel particular, como a nivel colectivo por parte de grupos de profesionales expertos en distintos ámbitos.

Inicialmente se ignoraron, después se censuraron, pero ante la amenaza que supone el que colectivos profesionales de expertos lancen mensajes contrarios al “régimen”, se pasó a utilizar de forma magistral el concepto “negacionista”, buscando interiorizar creencias en la población de que todo aquel que critica o discrepa de la gestión política que se ha venido haciendo, está negando la realidad.

El concepto “negacionista” busca instaurar una creencia colectiva: “La única gestión posible ante la amenaza del virus es la que ha hecho y está haciendo el gobierno de España, y todo aquel que no lo vea de ese modo está negando la realidad”.

Este término utilizado en los medios de comunicación una y otra vez para nombrar a quienes manifiestan públicamente su desacuerdo con la gestión política, se interioriza por buena parte de la población a nivel subconsciente como una creencia profunda, que lleva a generar rechazo respecto a los “no creyentes”.

Sin duda se trata de una obra maestra de manipulación de masas. Se trata de la guinda en el pastel de la censura que estamos viviendo en España.

 

Ricardo Eiriz
Embajador de la Paz y la Buena Voluntad de San Cristóbal de las Casas (Chiapas, México) ante la UNESCO.
“La clave está en el subconsciente”